martes, 4 de marzo de 2014

Relato: De un ratoncito desconocido (Pablo Calvo)

Hola a todos. ¿Me echabais de menos? Sé que no, pero bueno... ¡Aquí estoy de nuevo con un relato que he escrito! Se llama "De un ratoncito desconocido", y espero que os guste ^^

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Era 1928. De hecho, era el 1 de enero de 1928. Esta es la historia de Michael, un ratoncito que vivía en Nueva York, dentro de una biblioteca. Le encantaba leer, pero, cuando empezó el año, se dio cuenta de que necesitaba un cambio. Un gran cambio.
Empaquetó sus escasas pertenencias y, cuando estaba saliendo, se tropezó con su mejor amigo, Marc.
-Marc, me marcho –dijo Michael.
Marc lo miró y vio en sus ojos que decía la verdad.
-¿D-De verdad? Pero, ¿qué vas a hacer? ¿A dónde vas a ir?
Marc parecía realmente preocupado por él.
-Mi sueño es ir a París y visitar la ciudad.
Michael había leído muchos libros de la biblioteca sobre París y lo que vio en las fotos le pareció precioso y asombroso.
-Espero que lo consigas.
-Gracias, Marc. Adiós.
-Suerte.
Ambos tenían lágrimas en los ojos. Es por eso por lo que Michael no quería verlo antes de irse. Michael odiaba las despedidas. Se abrazaron. Entonces, Michael se alejó por la calle, esquivando los pies de la gente. Y llorando.

Michael había estado los dos últimos meses buscando un barco o un avión para ir a París. Desde que se enteró de que no podría ir a pie, había recorrido toda Nueva York intentando coger algo, pero, cuando encontró un avión y se subió, un hombre lo tiró fuera mientras su mujer gritaba.
Casi se había rendido. Estaba pensando en volver a la biblioteca, con Marc, cuando, el 7 de marzo, conoció a una persona muy especial.
Estaba en Wall Street, escuchando lo que la gente decía, cuando un hombre se sentó a su lado. Michael lo miró y el hombre le devolvió la mirada. El humano no gritó. No se movió diciendo “Qué ciudad más sucia; hay ratones por todas partes” o algo por el estilo. No, simplemente mantuvo su mirada en el ratón.
-Hola, ¿qué tal? –le dijo a Michael.
¿De verdad me está hablando a mí?
Michael no estaba muy seguro hasta que el hombre lo acarició.
-¿Sabes? Eres la primera persona que me habla.
El hombre saltó.
-¡A-Acabas de hablar!
-Lo sé.
-No sabía que los ratones hablaban –dijo, con un tono entre incrédulo y asustado.
-No soléis pararos a escucharnos –explicó Michael.
-Eso es verdad… Y… ¿cuál es tu nombre?
-Soy Michael, pero puedes llamarme Mickey.
-Mickey, el ratón… Encantado de conocerte. Me llamo Disney, Walt Disney.

Y así es como Walt Disney conoció a Mickey Mouse. Decidió llevárselo a California, donde vivía con su mujer Lillian, y Michael aceptó. Cuando se lo presentó a Lillian, ella, a pesar de mostrarse un poco reticente por tener un ratón en casa, lo aceptó. Le expuso su intención de hacer de él un dibujo animado y el pequeño ratón no pudo sino sentirse honrado. Iba en dirección contraria a su preciada París, pero se dirigía hacia algo mucho mejor.
En el tren, camino de California, Disney propuso cambiarle en nombre a la hora de mostrarlo al público por Mortimer, pero su mujer le pidió que le dejara el nombre de Mickey y así se quedó.
Nada más llegar a su casa, Walt se puso a trabajar en su nuevo proyecto para superar el parón provocado por la pérdida de los derechos de Oswald, su anterior personaje de dibujos animados. No quiso dejar que Mickey viera el corto en el que estaba trabajando, para que fuera una sorpresa.
Finalmente, dos meses después, se estrenó el cortometraje Plane Crazy. Disney se llevó escondido al auténtico Mickey al estreno para que viera el trabajo que había hecho basándose en él. El ratón lo observó divertido, pero, a mitad de la proyección, dejó de mostrarse feliz. Más tarde, Dinsey le pidió la opinión:
-¿Qué te ha parecido?
-¿Que qué me ha parecido? Pues ha empezado bien. Era divertido. Hasta que he obligado a… ¿Cómo habías llamado a mi pareja en el corto? ¿Minnie? Pues has que he obligado a Minnie a besarme. ¡Yo nunca haría algo así!
-P-Pero…
Michael estaba enfadado. Había dado una imagen suya que no le gustaba en absoluto. Sin embargo, no pudo estar mucho tiempo así, en parte porque era su amigo; en parte porque vivía en su casa y era el que le daba de comer.
Disney comprendió que le había herido y, en el siguiente corto, Steamboat Willie, decidió no poner nada que pudiera ofenderlo. Éste se estrenó en noviembre y dio a Disney un éxito asombroso. Desde entonces, Walt y Mickey se volvieron inseparables y el hombre siguió haciendo cortos del ratón, los cuales fueron muy famosos y dieron la vuelta al mundo. Cada vez más niños y no tan niños disfrutaban de las aventuras de Mickey Mouse.

Y ésta ha sido la historia de cómo un ratoncito poco importante llegó a ser inmortal gracias a un hombre… un tal Walt Disney.

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¿Os ha gustado? Es que... quería algo diferente. Comentad, por favor :3